INDUSTRIA TEXTIL LA SEGUNDA MÁS CONTAMINANTE DEL PLANETA

El Fast Fashion ya hace años que forma parte de nuestra sociedad, la inventaron las grandes marcas de ropa, diseñando lineas de prendas más económicas, invirtiendo millones en publicidad permanente para hacernos creer que tenemos que renovar el armario cada temporada y comprando piezas de ropa para cada ocasión. Hay estudios que afirman que de media cada español se desprende entre 12-14kg de ropa cada año y se gasta de media 564€ . Detrás del Fast Fashion hay miles de personas de países subdesarrollados que viven en unas condiciones precarias, con unas jornadas incalculables y unos salarios mínimos.

Actualmente el consumismo desenfrenado es uno de los problemas con consecuencias medioambientales más graves al que nos enfrentamos. Vivimos en una sociedad que nos crea necesidades ficticias de productos continuamente. Para fabricar todos esos productos que los millones y millones de consumidores reclaman, se invierten ingentes cantidades de recursos naturales,  de energía y esfuerzo humano. Un ejemplo muy claro:para fabricar unos tejanos se gasta 7500 litros de agua equivale a la cantidad de consumo de agua de una persona durante siete años. En total 93000 millones de metros cúbicos de agua al año.

Consumimos mucho más de lo que verdaderamente necesitamos y eso deja una huella ecológica muy importante que ya se está manifestando siendo la segunda industria más contaminante del planeta  causante del conocido cambio climático. Por otro lado, España, como todos los países desarrollados, produce al final de la cadena de consumo numerosos residuos que si bien aquí son tratados como “basura” en otros países menos desarrollados son bienes aprovechables que ningún ciudadano desperdiciaría. Un 75% de nuestra ropa acaba en el vertedero.

Los tejidos como el poliéster, lycras, viscosa liberan millones de micro-partículas de plástico al mar cada vez que se ponen en la lavadora. Estos micro-plásticos acaba siendo alimento por plancton y este plancton lo comen los peces y estos peces acaban siendo ingeridos por los humanos.

Debemos elegir con responsabilidad y conciencia, dónde y cómo compramos.    Elegir mejor la ropa hecha de proximidad, fabricada en nuestro país o ciudad.
En cuanto a materiales, el ideal es el algodón, y si puede ser orgánico mejor. Dejamos un poco aparte las fibras textiles hechas con derivados del petróleo.

La industria textil es una de los máximos exponentes del consumismo propio de las sociedades capitalistas. Una de las primeras en utilizar “las ventajas” de la externalización y que sobre todo aprovecha un ciclo de vida de sus productos acortado artificialmente gracias a las tendencias, aceleradas para tal fin. Hoy en día todo el mundo posee mucha más ropa de la que necesita y aún así, en cada nueva temporada se adquieren nuevas prendas y se desechan aquellas “pasadas de moda” para dejar hueco a las nuevas que a su vez, al año siguiente volverán a ser sustituidas por otras nuevas. El precio ambiental de todo este ciclo de consumo y rechazo es incalculable. 

Proyectos como Simplicidad Creativa y muchos más, ayudan a mitigar en parte este daño ambiental, creando nuevos hábitos que sustituyan el ciclo consumo-rechazo, por otro del tipo consumo- reparación/ intercambio/transformación – desecho. El taller de customizar ropa que ofrezco pretende alargar la vida útil de la indumentaria mediante una actividad creativa y participativa. Se trata de ofrecer soluciones cercanas, al alcance de cualquiera, que no implican un gran coste de recursos económicos o de tiempo. Esto alargaría considerablemente el ciclo de vida de estas prendas con el consecuente ahorro en materia y energía. 

 Todos somos responsables de cuidar de nuestro planeta y poner en práctica alternativas para contribuir a mitigar el cambio climático.

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